Las últimas semanas en el país han estado marcadas por el
nuevo caso de colusión en empresas que se dedican al rubro del papel higiénico,
una cuestión a simple vista escandalosa, pero que parece una práctica habitual
entre las grandes empresas que operan en Chile.
Leyendo un artículo de El Mostrador, Francisco Vergara, un
arquitecto que realiza un doctorado en Inglaterra, daba cuenta hace algunos meses lo caro que
resulta vivir en Chile tras realizar una comparación de algunos productos entre
Santiago y Londres, dejando en evidencia que resulta más barato vivir allá.
Un ejemplo que está en boca hoy en día. El papel higiénico
Scott de 4 rollos, presente en ambos países, tiene una diferencia importante en
relación con nuestro país. En Santiago cuesta $ 1.690 y en Londres, $ 1.100.
Esto es sólo un ejemplo, imagine lo que sucede en una
canasta básica familiar, considerando que en los últimos cinco años los
artículos de primera necesidad han subido hasta un 74%.
Claramente, estos datos nos hace plantearnos lo costoso que
resulta vivir en Chile, pero el costo más
notorio lo viven aquellos sectores que viven con el sueldo mínimo, es decir
menos de 300 mil pesos, lo que implica ir perdiendo poder adquisitivo y en
otros casos, como clase media, seguir con las deudas. Bajo estos hechos hay
quienes que ya plantean que en Chile no
hay economía de mercado, sino grupos de mercados y que se requiere mayor
regulación.
Si buscamos responsables lo más seguro es que se nos vendrá
a la mente el sistema capitalista que impera en Chile, ese que carece de
competencia y que además está concentrado en algunos. Podemos seguir con la colusión y un Estado
que facilita este tipo de irregularidades mediante el sistema Laissez faire
(dejar ser).
A mi pensar, estos hechos tienen un origen y se denomina
Crisis Moral. Esa que ha permitido que la política se mezcle con los negocios;
esa que permite que las grandes empresas se pongan de acuerdo para cobrar por
un determinado producto, sin posibilidad de elegir. Esa que es permisiva con
entregar los fondos de pensiones de los trabajadores a los mismos grupos económicos para hacer
crecer su billetera. Esa que mediante eternas discusiones no permite acceder a
un sueldo acorde al costo de la vida y que además encarece la salud y la
educación.
En definitiva, la situación no parece cambiar y como si se
tratase de un anuncio profético vamos de mal en peor. De hecho la biblia señala
que en los últimos días habrá tiempos peligrosos, desde el punto de vista de la
sociedad, porque habrá hombres amadores de sí mismos, avaros y soberbios. Esos lo vemos a diario en la política, el
mismo Estado y el empresariado.
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