Desde que comenzó octubre la televisión abierta nos ha bombardeado con una
serie de spots relacionados con los productos que “apoyan” la Teletón, en vísperas de una nueva campaña que se viene en el mes
de noviembre.
Es cierto, estamos acostumbrados a ello y no nos cuestionamientos la
veracidad de estos mensajes que invitan a los consumidores a preferir tal
producto porque apoya la noble causa.
Sin embargo, hay algo que me inquieta y que dice relación con uno de los
últimos spots donde figura Mario Kreutzberger (Don Francisco) asegurando que el
70% de los aportes que recibe la institución provienen de la
ciudadanía. Es más, el mensaje sostiene que 9 de los 13 centros de
rehabilitación funcionan gracias al aporte voluntario de las personas. Eso a
simple vista es halagador, de cierta forma muy positivo, porque quiere decir
que Chile, su gente, es tremendamente solidaria.
La cuestión, no es el que la gente sea más o menos solidaria apoyando
iniciativas como esta; es más, es una de las tantas causas
que los chilenos apoyan durante el año, sino que llama la atención el énfasis
que se le da para que la ciudadanía se incentive para ir a depositar en
la cuenta que todos conocemos. En el fondo y de manera implícita no
están responsabilizando de un tema que debe ser asumido derechamente por el
Estado. La rehabilitación y la posterior inserción de las personas con
discapacidad debe ser una política de Estado, que debe estar incluida, por
ejemplo, en el Auge.
Volviendo a la campaña publicitaria y teniendo en cuenta la proximidad a
una nueva versión de las “27 horas de amor”, es sano preguntar qué
pasa con las marcas que la auspician, acaso los recursos que perciben de la
misma ciudadanía que compra los productos, ¿no alcanza
para hacer un aporte mayor?. Aquí debemos considerar que detrás de
estas marcas están los principales grupos económicos del país, quienes
aprovechan la extensa exposición mediática que implican las campañas
publicitarias para aumentar sus ventas. A mi entender, ningún atisbo de solidaridad, sino más bien un
negocio. Esto, sin considerar que la ayuda que brindan implica una disminución
de la carga tributaria.
En definitiva es importante ayudar, eso está muy claro, pero la inquietud
que surge es saber cuál es el real aporte que realizan las empresas
auspiciadoras versus el esfuerzo que hacemos todos los chilenos para ir al
banco y también para adquirir consciente o inconscientemente los productos que “supuestamente” apoyan la Teletón.
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